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Reforzar las medidas de bioseguridad para evitar la propagación de enfermedades a nuevas áreas

La Organización Mundial de Sanidad Animal ha analizado la situación mundial actual en base a la información bridada por los países durante este último año a través del Sistema Mundial de Información Zoosanitaria  (WAHIS). Los datos analizados muestran que la peste porcina africana   y la influenza aviar, también conocida como gripe aviar, han registrado una mayor propagación con respecto a los años anteriores, afectando a un mayor número de animales, alcanzando nuevas zonas del planeta y provocando consecuencias socioeconómicas y sanitarias devastadoras. De esta forma, se han visto afectados en gran medida la producción ganadera, los medios de sustento, la seguridad alimentaria, e incluso el precio de los alimentos.

Proteger al ganado y la fauna silvestre de las enfermedades infecciosas

La interacción, directa o indirecta, de las poblaciones de animales domésticos y silvestres es posible, por ejemplo, a través de la alimentación, los residuos o las heces y permite que las enfermedades crucen las barreras de las especies y salten de una a otra. Con el fin de evitar su propagación, los Servicios Veterinarios difunden la importancia de implementar medidas de bioseguridad estrictas, que resultan esenciales a la hora de limitar las interacciones entre la fauna silvestre y el ganado.

En cuanto a la influenza aviar, la situación de este año no tiene precedentes. «En los últimos meses, la epidemia de influenza aviar ha seguido amenazando la sanidad animal dado elelevado número de casos notificados y las millones de aves de corral afectadas en todo el mundo«, explica la Dra. Paula Cáceres, jefa del Departamento de información y análisis de la sanidad animal mundial. Desde octubre de 2021, inicio de la temporada de influenza aviar, 47 países han notificado cerca de 3.000 brotes en aves de corral. Las medidas de mitigación de la propagación han llevado al sacrificio de más de 80 millones de aves domésticas. Las aves silvestres migratorias, especialmente las acuáticas, son animales hospedadores y reservorios naturales del virus de la influenza aviar y pueden transmitir con facilidad el virus a otras aves silvestres o domésticas por contacto directo o indirecto como, por ejemplo, a través de su alimentación. Este año se han observado importantes bajas en las aves silvestres, que amenazan la biodiversidad en todo el mundo. Por ejemplo, en Israel han muerto más de 8.000 grullas comunes a causa de la influenza aviar y, en el Reino Unido, se han encontrado cientos de aves silvestres muertas.

Dada la dificultad de contener la enfermedad en los animales silvestres, es crucial implementar medidas de bioseguridad en las explotaciones para evitar la introducción de agentes patógenos en las parvadas. Estas medidas no sólo protegen las aves de corral, sino también la fauna silvestre y su conservación. Entre las principales precauciones cabe citar mantener a las aves domésticas alejadas del contacto con las aves silvestres, garantizar una buena higiene en las granjas de aves y en los equipos y prestar una atención particular a la introducción de nuevos animales en la parvada.

Por otra parte, la peste porcina africana ha tenido este año un importante impacto en el sector porcino y ha afectado a nuevas zonas. Aunque históricamente se detectó por primera vez en África y luego se extendió a Asia y Europa, esta enfermedad porcina llegó a América el pasado verano para el hemisferio norte, por primera vez en casi 40 años. Algunos meses más tarde, en diciembre, Macedonia del Norte notificó la primera aparición de la enfermedad en los cerdos de traspatio, originada probablemente por contacto entre cerdos domésticos y jabalíes infectados. La transmisión de la peste porcina africana en la interfaz entre el ganado y la fauna silvestre depende aparentemente de la población de jabalíes y de su interacción con los sistemas de producción porcina con bajo nivel de bioseguridad. Sin embargo, al no disponerse actualmente de ninguna vacuna, la bioseguridad sigue siendo la primera línea de defensa contra la enfermedad.

Fomentar comportamientos humanos responsables

Las actividades humanas también pueden ser responsables de la propagación de las enfermedades. Los viajeros, los cazadores e incluso los ganaderos pueden ser portadores de patógenos e introducirlos en las poblaciones de animales domésticos y silvestres. En un viaje, quizás visiten sin saber granjas afectadas o adquieran productos animales que llevarán a su país de origen. Al cazar en las zonas afectadas, existen especies silvestres portadoras de enfermedades infecciosas y los cazadores pueden transportar los agentes patógenos en sus botas, ropa o vehículos, y propagarlos en sus desplazamientos, de granja a granja, o a nuevos países. La implementación de las medidas de prevención pertinentes y la adopción de buenas prácticas de higiene son esenciales cuando se entra en contacto con los animales. Limpiar la ropa después de visitar una granja y evitar el transporte de productos animales son medidas esenciales que se deben tener en cuenta.

Las recientes tendencias mundiales de las enfermedades, detalladas en el último informe sobre la situación mundial de la sanidad animal, muestran el verdadero impacto de las actividades humanas en la propagación de la peste porcina africana y la influenza aviar, entre otras enfermedades. Con el fin de sensibilizar sobre las distintas formas de gestionar las situaciones de riesgo, la Organización Mundial de Sanidad Animal ofrece una amplia variedad de herramientas de comunicación, tanto sobre la peste porcina africana como sobre la influenza aviar

Aunque cabe considerar otros factores, como el cambio climático y el comercio internacional, es posible contener la propagación de las enfermedades animales mediante la aplicación de estrictas medidas de bioseguridad, a lo largo de toda la cadena de suministro. No obstante, existen otras medidas adicionales que deben acompañar la bioseguridad como la sensibilización de los principales sectores, el aumento de los esfuerzos de vigilancia y la notificación oportuna de los casos a las autoridades veterinarias correspondientes. La transparencia del intercambio de información zoosanitarios es la piedra angular para la prevención y el control eficaces de las enfermedades animales infecciosas. En este sentido, conviene destacar los esfuerzos de los Miembros de la OIE para mantener su nivel de vigilancia y notificación de enfermedades durante el año transcurrido, a pesar de los retos relacionados con la pandemia de la Covid-19.