Preparación para las emergencias

En un mundo interconectado como el de hoy, nos enfrentamos a numerosas amenazas para la seguridad sanitaria: brotes de enfermedades, cambio climático y conflictos, entre otros factores. Las emergencias y las catástrofes suelen ser complejas e implican múltiples peligros que pueden adoptar diferentes aspectos y formas.

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Formas de emergencias y catástrofes

Biológicas

que afectan directamente a los sistemas de producción de animales terrestres y acuáticos, como la introducción de una enfermedad transfronteriza de importancia económica en la industria

Geofísicas

que se originan en el interior de la Tierra

Meteorológicas

causadas por condiciones atmosféricas y meteorológicas extremas de corta duración, cuya duración oscila de unos pocos minutos a varios días

Climatológicas

 causadas por procesos atmosféricos de larga duración, de pequeña o mediana amplitud, y que van desde una variabilidad climática intraestacional a una multidecenal 

Hidrológicas

causadas por la aparición, el desplazamiento y la distribución de agua dulce y salada de superficie y subterránea 

Tecnológicas

causadas por derrames químicos, emisiones de gases tóxicos, así como eventos nucleares y radiológicos


Todos los peligros, cualquiera sea su naturaleza, pueden afectar a la sociedad en su conjunto, y la sanidad animal no es una excepción.

Un ejemplo impactante es el terremoto de 2011 de Tōhoku, en Japón, y su posterior tsunami, que dio lugar a un accidente nuclear (en la central nuclear de Fukushima Daiichi) que afectó a los seres humanos y a los animales.  


El sector de la sanidad animal es vulnerable frente a estos peligros y puede sufrir pérdidas considerables en términos de sanidad, producción, bienestar, economía, medios de subsistencia y biodiversidad. 


Además de estas pérdidas, en caso de emergencia o desastre, se pierden los beneficios obtenidos del desarrollo debido a la destrucción de las infraestructuras, la aceleración de la pobreza y la interrupción de los medios de subsistencia, lo que también afecta la concretización de numerosos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de 2030. 

El tsunami del océano Índico de 2004 ilustra claramente el amplio impacto de las catástrofes en el ganado. Fueron sacrificados:

0

mil bovinos

0

mil cabras

0

millones de pollos

0

mil ovejas

0

thousand buffalos


Fenómenos extremos

Los fenómenos extremos también son los que más afectan a los países con menores recursos, incapaces de mitigar los daños y proteger a los ciudadanos en peligro.

Las emergencias relacionadas con los animales tienen un impacto particularmente grave en las poblaciones más pobres, ya que la mitad de los 900 millones de personas que viven en la pobreza dependen del ganado para su subsistencia.

Desgraciadamente, debido a su naturaleza imprevisible, no siempre es posible prever las emergencias y las catástrofes. No obstante, podemos estar preparados gracias a medidas prácticas implementadas antes de que un evento grave supere la capacidad de reacción de la comunidad afectada, evitando así una crisis a gran escala. 


Gestión de lo imprevisible: la clave es la preparación

En muchos casos, la resiliencia de un país está determinada por la capacidad que tiene de afrontar y recuperarse de acontecimientos imprevisibles. Por tanto, es importante reforzar la capacidad de anticipar, afrontar, responder y recuperarse de las emergencias y desastres de sanidad animal. La planificación y la respuesta ante las emergencias y los desastres define la capacidad y la confianza de un país para afrontarlos. 

No siempre es posible predecir una emergencia, pero podemos prepararnos para enfrentarla

Keith Hamilton,
Jefe del Departamento de Preparación y Resiliencia

En términos más generales, la preparación ante emergencias y catástrofes de sanidad animal sienta las bases para instaurar sistemas sanitarios mundiales sólidos y seguros. Invertir en la preparación previene o reduce el impacto económico que representa la emergencia y su posterior fase de recuperación y, finalmente, salva la vida de millones de vidas humanas y animales. 


Emergencia de enfermedades infecciosas

La emergencia de enfermedades infecciosas puede convertirse en una catástrofe, como en el caso de las pandemias que, a menudo, tienen un origen animal y comienzan en forma de brotes localizados, como la reciente pandemia de la COVID-19. También es el caso de brotes de enfermedades animales, como la influenza aviar (gripe aviar), que dio lugar a una panzootia a principios de la década de 2000, o de las catástrofes en materia de seguridad alimentaria, como la encefalopatía espongiforme bovina (la «enfermedad de las vacas locas»).  

Se considera que más del el 60% de las enfermedades existentes y alrededor del 75% de las enfermedades infecciosas humanas emergentes son de origen animal. Esto pone de manifiesto la importancia de incluir las cuestiones relacionadas con los animales en los planes de gestión de emergencias y catástrofes y de reducción de riesgos, así como el importante papel que debe desempeñar la comunidad veterinaria mundial a la hora de reforzar la preparación.  


Sin embargo, los Servicios Veterinarios a menudo no se “sientan en la mesa de negociación»:

un estudio en el que participaron 80 países reveló que sólo tomaban parte en menos de la mitad de los marcos de trabajo gubernamentales sobre emergencias y desastres. Es imperativo reconocer la valiosa contribución de los Servicios Veterinarios en el marco de la gestión de emergencias y la participación en las estrategias gubernamentales de alto nivel destinadas a respaldar y proteger la seguridad sanitaria mundial. 


Hacia sistemas sanitarios más resilientes

La naturaleza cada vez más compleja e interdependiente de los factores de riesgo exige formas innovadoras de alcanzar una gestión eficaz de las emergencias y las catástrofes. Si bien las amenazas no se pueden eliminar por completo, es posible reducir su impacto a través de una gestión eficaz. 

En el marco del cambio climático, es urgente que los sistemas sanitarios mundiales trabajen mancomunados para prepararse mejor ante los eventos que ponen el riesgo la vida. 


Para hacer frente a las emergencias, se requiere un conjunto diverso de
capacidades de preparación y respuesta por parte de los responsables
de distintos departamentos:

Gobiernos

ONG

Instituciones académicas

Organizaciones filantrópicas e internacionales


Responsables y profesionales de diversos sectores deben estar preparados para coordinar, cooperar y colaborar en todos los niveles gubernamentales cuando se produzcan emergencias, independientemente de su gravedad. 


Los Servicios Veterinarios desempeñan un papel importante en esta respuesta multisectorial y deben liderar las acciones en caso de emergencias y desastres de sanidad animal. La sociedad (incluidos los gobiernos, el público, el sector agrícola y otras partes interesadas) espera que los Servicios Veterinarios se ocupen de cualquier evento adverso que afecte o involucre a los animales y/o a los agentes patógenos animales. 

La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) se compromete a preparar a las comunidades mundiales en caso de eventos graves. La gestión de emergencias y desastres y la reducción de riesgos en materia de sanidad y bienestar animal es una responsabilidad compartida por múltiples partes interesadas.

La Organización se compromete a utilizar las últimas evidencias científicas transmitidas por su red de Centros de Referencia y a trabajar con sus socios con vistas a promover una gestión sostenible de las emergencias y los desastres. Por lo tanto, promovemos el papel de los Servicios Veterinarios en la seguridad sanitaria mundial y su colaboración con los principales responsables, al tiempo que brindamos respaldo técnico para la gestión institucional de emergencias y la coordinación de incidentes. 


La base de la preparación es la planificación de las emergencias de sanidad animal. Si se trata la falta de sensibilización y preparación, se potencia la resiliencia y, si se invierte en compromisos intersectoriales, los países, las comunidades y los individuos estarán capacitados para prepararse, prevenir y responder a las emergencias y los desastres.