Proteger nuestro planeta de las enfermedades emergentes vinculadas a la mundialización

La mundialización y los cambios climáticos hacen que nos veamos confrontados hoy a una repercusión internacional sin precedente de las enfermedades y zoonosis (enfermedades transmisibles a los humanos) emergentes y reemergentes. La mejora de la gestión (...)

La mundialización y los cambios climáticos hacen que nos veamos confrontados hoy a una repercusión internacional sin precedente de las enfermedades y zoonosis (enfermedades transmisibles a los humanos) emergentes y reemergentes. La mejora de la gestión de los sistemas públicos y privados de sanidad animal es la mejor respuesta a esta inquietante realidad.

Las recientes crisis epizoóticas han puesto de manifiesto las ventajas que supone el que la comunidad internacional disponga de políticas y programas zoosanitarias eficaces a fin de mejorar la salud pública, incluida la seguridad sanitaria de los alimentos.

Se ha demostrado que los costes de prevención de las crisis sanitarias de origen animal, que pueden evitarse mediante una detección pronta de los focos y mecanismos de respuesta rápida en el marco de los sistemas nacionales de vigilancia veterinaria, resultan insignificantes en comparación con los costes sociales, económicos y ambientales de las catástrofes debidas a epizootias tales como la encefalopatía espongiforme bovina, la fiebre aftosa o la influenza aviar altamente patógena.

Cuando se declaró la crisis provocada por la influenza aviar, la OIE recomendó reforzar la gobernanza veterinaria en todo el mundo, no sólo para luchar contra la gripe aviar, sino también para prevenir y controlar todos los focos de enfermedades animales emergentes y reemergentes, incluidas las zoonosis, sean de origen natural o intencional. Este mensaje se dirigía en particular en los países en desarrollo y en transición. De hecho, basta con que un país no pueda controlar los focos zoosanitarios para hacer correr el riesgo al planeta entero.

La OIE creó el Fondo Mundial para la Salud y el Bienestar de los Animales mediante una resolución (1) de mayo de 2004 para hacer frente con urgencia a estos nuevos desafíos y especialmente para ayudar a reforzar las capacidades de gestión zoosanitaria de los Países Miembros.

El Fondo ha sido establecido “para proyectos de utilidad pública internacional relacionados con el control de enfermedades de los animales, incluidas las que afectan a las personas, y para la promoción del bienestar de los animales y de la seguridad sanitaria de los alimentos”. A la fecha, los principales donantes son el Banco Mundial, Estados Unidos (USDA), Suiza, Japón, Francia, Canadá (CIDA) y Australia (AusAID), pero las negociaciones siguen en curso con varios posibles donantes.

El Fondo será administrado conforme a las normas usuales de funcionamiento de la OIE: dos auditores ( Commissaires aux comptes ) elegidos por la Asamblea General de los Delegados de los 168 Países Miembros; así como un auditor interno y un auditor externo designado por la Asamblea General supervisan las actividades y la utilización de los Fondos. En el sistema contable general de la OIE, se ha creado una cuenta contable detallada especial para el Fondo Mundial, lo que permite presentar informes regulares al Comité de Gestión específico.

Además, se ha constituido un Comité Asesor del Fondo Mundial, compuesto por representantes de las principales organizaciones intergubernamentales que comparten objetivos comunes con la OIE (OMC, FAO, OMS) y representantes de los principales donantes. El Comité Asesor se reunió por primera vez el 20 de octubre de 2006 y se reunirá cada año para orientar las políticas del Fondo Mundial.

Los proyectos sostenidos por el Fondo se articulan actualmente en torno a las propuestas del documento de la OIE : Mejorar la gestión para prevenir y controlar mejor las enfermedades animales emergentes y reemergentes (disponible en inglés “Good Governance to Address Emerging and Re-emerging Disease Threats – Supporting the Veterinary Services of Developing Countries to Meet OIE International Standards on Quality” (2). Esta publicación fue ratificada por la FAO en nombre de las Naciones Unidas. Desde la Conferencia de Donantes de Pekín (enero de 2006), en la que se aprobó el programa inicial, se han añadido otros programas, principalmente, la creación de un Banco de Vacunas contra la influenza aviar y programas de hermanamiento entre laboratorios del Sur y del Norte.

Contando con el respaldo del Banco Mundial, la OIE ha inscrito entre sus más altas prioridades la mejora de la gobernanza zoosanitaria, en particular ayudando a sus Países Miembros en desarrollo o en transición a conseguir que sus Servicios Veterinarios sean conformes a las normas de calidad de la OIE adoptadas democráticamente por los 168 Países Miembros .

El conjunto de estas actividades y programas dependen del concepto de Bien Público Internacional.

Actualmente, las prioridades del Fondo incluyen mejorar la capacitación institucional y técnica de los Delegados de la OIE y de su personal, gestionar la comunicación en periodo de crisis, aportar un apoyo a los laboratorios veterinarios de los países en desarrollo, así como financiar la red de expertos científicos OIE/FAO, denominados OFFLU.

En un editorial anterior, he tenido la ocasión de mencionar el importante papel que cumple la OIE para ayudar a los Servicios Veterinarios a enfrentar los nuevos desafíos mediante la puesta a punto del instrumento «Desempeño, Visión y Estrategia (DVE)». Éste incorpora todos los criterios de calidad pertinentes descritos en el Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE. Pero el instrumento DVE, no es sólo una herramienta de evaluación, sino también una herramienta de desarrollo, ya que permite identificar los fallos y puntos débiles, y facilita la elaboración de programas nacionales de inversión para paliar dichas deficiencias. La obtención de recursos apropiados por los Países Miembros estará ligada a las decisiones de los parlamentos nacionales, del Ministerio de Hacienda o, si procede, de donantes internacionales, entre los cuales el Banco Mundial y los países desarrollados, que se han comprometido a ayudar a los países en desarrollo y en transición a reforzar sus sistemas zoosanitarios. El análisis de los puntos débiles efectuado gracias a los resultados de la evaluación DVE permite determinar las inversiones prioritarias y aporta una sólida legitimidad a las reformas preconizadas.

Con el apoyo de varios donantes y sobre la base de un programa piloto de 15 evaluaciones DVE nacionales, el Fondo ha previsto la financiación de un programa que incluye la evaluación de 60 países más en el periodo 2007-2008 . Estas evaluaciones seguirán un procedimiento muy estricto, gestionado por la oficina central de la OIE, que comprende cronológicamente el envío voluntario de una solicitud oficial del País Miembro al Director General de la OIE, seguido de una aceptación por el país beneficiario del equipo de expertos certificados propuesto por la sede de la OIE, un mecanismo de revisión del informe de estos expertos por profesionales homólogos independientes y una aceptación final eventual del país de que se tenga en cuenta oficialmente el informe DVE.

Hasta el momento, la OIE ha formado y otorgado la certificación a más de 60 expertos, encargados de misiones DVE en los Países Miembros, quienes usarán un mismo Manual de evaluación preparado por la OIE, así como los mismos indicadores relativos a los criterios de calidad que figuran en el DVE. Este programa, a escala mundial, permitirá al conjunto de la comunidad internacional potenciar sus capacidades bajo la égida de la OIE para hacer frente a los nuevos riesgos vinculados a la mundialización y los cambios climáticos, gracias a la mejora de las políticas y recursos de los Servicios Veterinarios nacionales.

Bernard Vallat

(1) Resolución n° XVII de mayo de 2004, páginas 37 a 40: https://www.woah.org/eng/oie/actes/es_resolutions.htm

(2) https://www.woah.org/downld/Good_Governance/A_good_gouvernance.pdf