Artículo

Peste porcina africana: adopción de una Norma de la OMSA sobre las vacunas contra la PPA

animal health information
La peste porcina africana amenaza a los cerdos, la seguridad alimentaria y la economía. Conozca cómo las Normas de la OMSA sobre vacunación apuntan a controlar su propagación mundial.

La peste porcina africana (PPA) es una de las enfermedades más devastadoras para los cerdos domésticos y los jabalíes en todo el mundo. Dado que se trata de una enfermedad hemorrágica altamente contagiosa con una tasa de mortalidad de hasta el 100%, su propagación es motivo de preocupación para la sanidad animal, las economías locales, los medios de subsistencia de los productores y, por último, para la biodiversidad.

Desde enero de 2022, al menos 12 países notificaron una primera aparición de la PPA y al menos 11 países notificaron su propagación a zonas que anteriormente no estaban afectadas por la enfermedad. Entre enero de 2022 y el 28 de febrero de 2025, la PPA provocó la pérdida de más de 2 millones de animales en el mundo, siendo Asia y Europa las zonas más afectadas. Pérdidas de esta magnitud pueden resultar devastadoras, puesto que, en muchos países, los cerdos, a menudo criados en explotaciones porcinas familiares, representan la principal fuente de ingresos de los hogares. Además, si no se controla, la PPA puede poner en peligro la seguridad alimentaria, ya que la carne de cerdo representa el 31 % de la ingesta mundial de proteínas.

Si bien los países afectados implementan desde hace tiempo medidas para detener la propagación de la enfermedad, el control de la PPA ha sido históricamente difícil debido a la falta de vacunas o de tratamientos eficaces. No obstante, en los últimos años, la comunidad investigadora ha logrado grandes progresos en la producción de vacunas contra la PPA y algunas ya están aprobadas para su uso en el terreno en un pequeño número de países.

Una nueva norma sobre vacunas

Si bien la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) fomente la innovación en el ámbito del desarrollo de vacunas, es imprescindible que las vacunas utilizadas en el terreno sean de alta calidad y que hayan demostrado ser seguras y eficaces. El uso de vacunas que sean de mala calidad o que no cumplan con la normativa vigente puede poner en peligro las medidas de control de la PPA, ya que no brindan la debida protección contra la enfermedad. De hecho, las vacunas ineficaces pueden provocar la propagación de la enfermedad o la recombinación de los virus vacunales con el virus circulante de la PPA, creando nuevas cepas capaces de propagarse con mayor facilidad y de escapar a los sistemas de detección.

Este año, en la 92.ª Sesión General de la OMSA, se adoptó una norma sobre las vacunas contra la PPA, con el fin de demostrar el compromiso de nuestros Miembros en la lucha contra la enfermedad y en el uso de vacunas seguras y respetuosas de la normativa vigente. Esta norma tiene por objeto proporcionar a Miembros y fabricantes un  mínimo de normas que garanticen que las vacunas sean seguras y eficaces. Además, destaca la necesidad de que las vacunas sean eficaces para reducir la gravedad de la enfermedad, limitar la transmisión del virus y proporcionar inmunidad al animal, reduciendo así las pérdidas de producción a cause de la PPA. Es necesario demostrar que las vacunas son seguras antes de su uso, es decir, que no causan signos clínicos duraderos o graves, no dañan el medio ambiente ni contienen virus de la PPA de especies silvestres u otros agentes nocivos. Por último, deben coincidir con el genotipo de PPA circulante en la región de vacunación para garantizar su eficacia y limitar el riesgo de combinación de dos cepas diferentes que puedan formar una nueva cepa más difícil de controlar.

Necesidad de múltiples enfoques para el control de la PPA

La vacunación es una herramienta poderosa si las vacunas se fabrican de acuerdo con las normas internacionales de la OMSA. Sin embargo, las mejoras en el desarrollo de vacunas y el fortalecimiento de las normas internacionales para su aprobación no sitúan a la vacunación como el único método viable para el control de la PPA. El éxito en la gestión de la enfermedad implica una combinación de prácticas de bioseguridad, medidas de importación y control de los movimientos de animales, y las vacunas son una acción complementaria. La decisión de vacunar contra la PPA es responsabilidad de la Autoridad Veterinaria y debe tener en cuenta la epidemiología local de la enfermedad y los recursos financieros y humanos disponibles para las operaciones de vacunación y las medidas de vigilancia posteriores.

El control de la PPA es posible, sólo se necesita invertir de forma continua en la investigación: vacunas eficaces y de alta calidad, combinadas con las medidas existentes de control de la enfermedad, pueden reducir sustancialmente el impacto negativo de la PPA sobre la sanidad animal y los medios de subsistencia humanos.